martes, 29 de junio de 2010

Fieras

Por Juan Gelman
El lago de petróleo crece en el Golfo de México, pero tal vez habría que llamarlo de otro modo: su extensión es casi ya la del territorio de Puerto Rico cuando se escriben estas líneas y aumenta cada día el volumen del crudo que espesa las aguas: el miércoles ascendía a casi 800 mil litros diarios que siguen brotando y se acercan a Louisiana, Alabama y Florida. Se estima que más de 25.000 barriles diezman cada 24 horas la fauna y la flora de la zona, una cifra que quintuplica la que difundieron al principio las autoridades estadounidenses y el megapolio BP, responsable del desastre. Y no se trata de un derrame, como se lo califica, una calamidad causada por el choque o accidente de un buque tanque petrolero que contamina la superficie marina, sino de un surtidor incesante de oro negro cuya boca está ubicada a 1500 metros de profundidad e infiltra capas del mar no detectables por satélite.
Las perspectivas de remediar esta catástrofe, que ha causado la muerte de once trabajadores, no son alentadoras. Decenas de ingenieros trabajan febrilmente en la búsqueda de una solución que, en el mejor de los casos, no se logrará con rapidez. Según algunos analistas, podría llevar hasta tres meses tapar el pozo con total seguridad (www.thedailymaverick.co.za, 4/5/10). En tanto, la marea negra seguirá engordando y socavando el ecosistema costero de EE.UU. Ahí no terminan los peligros: su navegar futuro dependerá de la corriente del Golfo y del clima imperante, y datos de primera mano señalaban el jueves que se encontraba a 30 kilómetros del punto en que los buques se internan en el río Mississippi, al sur de Nueva Orleans. Esto abre la posibilidad de consecuencias que afectarían a millones de personas que viven a miles de kilómetros del Golfo de México.
El 60 por ciento del grano exportado por EE.UU. -maíz, trigo, soja, etc.– así como productos manufacturados y otras mercancías salen por la zona y si la marea llegara al delta del Mississippi, es de imaginar el hacinamiento del tránsito naval. Hace un par de años, un buque tanque y un remolcador chocaron en un canal cercano a Nueva Orléans: el hidrocarburo comenzó a manar y doscientos buques de carga estuvieron detenidos hasta que las aguas fueron liberadas de contaminación (www.nola.com, 23/7/08). Y sólo eran dos naves. No es difícil suponer lo que ocurriría si se tuviera que cerrar el delta del río y cesara el tráfico comercial de millones de toneladas de materia prima alimentaria: aumento de precios en el mercado mundial y más penurias para los habitantes de este castigado planeta.
El gigante petrolero BP -ex Anglo Persian Oil Company, ex British Petroleum- es el tercero en importancia después de Exxon y la Royal Dutch, tiene su sede en Londres y un largo historial de siniestros en su haber. En marzo del 2005 explotó una de sus refinerías en la ciudad de Texas originando la muerte de quince trabajadores: la empresa había violado su propias reglas y operaba con una torre llena de gasolina. A principios del 2006, sus técnicos descubrieron que, por el agujero de uno de sus oleoductos, el contenido de unos 4800 barriles se había vertido bajo la nieve de Alaska en Prudhoe Bay y que las paredes de diez kilómetros del ducto estaban corroídas. La BP había sido conminada a revisarlo cuatro años antes (www.propublica.orglaro, todo toma su tiempo.
No se conocen por ahora las razones que provocaron la explosión y el viaje al fondo del Golfo de México de la plataforma de 500 millones de dólares de costo, ancha como un campo de fútbol. El Wall Street Journal informó que la instalación petrolera carecía de la válvula acústica de control remoto capaz de tapar el pozo inmediatamente. La reglamentación estadounidense no estipula su utilización, aunque la imponen países como Noruega -desde 1993- y Brasil (//online.wsj.com, 28/4/10). Lo cierto es que BP está empeñada en disminuir sus gastos y aumentar sus dividendos: el año pasado echó a la calle a cinco mil trabajadores, lo cual se tradujo, según expertos, en una reducción de costos operativos valuada en más de 4000 millones de dólares.
Y en algo más: el 27 de abril, exactamente una semana después de la hecatombe, la BP anunciaba a sus accionistas que los beneficios obtenidos en el primer trimestre del año se habían duplicado con creces en relación con el mismo período de 2009 (www.bp.com, 27/4/10). Parece que no alcanzaron para comprar la valvulita.
El periodista Robert Reich encuentra que un rasgo común vincula a la BP, Goldman Sachs y la empresa Massey Energy, dueña de la mina ubicada en West Virginia donde se produjo el 5 de abril pasado una explosión que segó la vida de 29 mineros (www.democraticun derground.com, 5/5/10): la desregulación que impera desde hace 30 años en la economía mundial. En efecto: se podría equiparar la libertad de mercado con la que gozan las fieras salvajes.

sábado, 26 de junio de 2010

Entrevista al Pepe Mujica del año 2005

Martin Granovsky entrevista al Pepe en Marzo del 2005.Sigue teniendo mucha actualidad.Y una perlita : presten atención a la opinión sobre el canje de la deuda Argentina.Joyita.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-47967-2005-03-02.html

lunes, 21 de junio de 2010

"LA HISTORIA TAMBIÉN ES UN ARMA DE COMBATE" - Entrevista a Norberto Galasso

Por Silvina Friera
“Donde está la luz.” Desde el primer piso de su estudio de la calle Asamblea, a pocas cuadras del Parque Chacabuco, la textura de una voz serena indica cómo llegar hasta la guarida del destripador obstinado de la historia oficial. Donde está la luz, hay una puerta entreabierta. Antes de subir por la empinadísima escalera una foto de un maldito, la de Arturo Jauretche, ilumina el camino hacia uno de sus más conspicuos herederos y biógrafos: Norberto Galasso. El historiador continúa desmontando las máscaras de los relatos contradictorios del liberalismo y metiendo el dedo en la llaga del sistema nervioso del mitrismo. No anda con chiquitas este hombre menudo, de apariencia frágil, ojos con una chispa indomable como marca de fábrica, y bigote de cuño jauretcheano. A los 73 años continúa peleando, sin vacilar, contra peso pesado. Aguijonea y lastima, aunque del otro lado de la cancha acusen recibo minimizando sus interpretaciones. En sus manos, en sus libros, que son muchos, más de cuarenta, el pasado nunca es un agujero negro sin fondo. Toma por las astas cualquier acontecimiento sobre el que investiga y rescata textos sepultados por resultar molestos, tendiendo puentes y redes de sentido. Sobre la mesa de su escritorio hay artículos de revistas, diarios y muchos libros, como los dos que acaba de publicar: Verdades y mitos del Bicentenario y la reedición de Felipe Varela y la lucha por la unión latinoamericana (ambos por Colihue).
La gran fiesta por los doscientos años aún está fresca en la retina de los argentinos. La primera pregunta que lanza a la palestra en las páginas de ese compendio ineludible sobre 1810 es: ¿Por qué festejamos los 200 años del nacimiento de la patria, si la Independencia se declaró el 9 de julio de 1816? El historiador imagina a una docente con alumnos inquietos que la taladran con interrogantes. Las complicaciones aumentan cuando los pibes reparan, un tanto perplejos, en que los integrantes de la Junta juraron fidelidad al rey de España, encabezando una revolución cuyo objetivo sería romper con la dominación española. Excepto que sea una profesora muy audaz que se atreva a cuestionar la interpretación oficial, repetirá la “fábula” impuesta por Bartolomé Mitre. Los muchachos de Mayo, consigna este relato sacralizado, cranearon una simulación llamada la “máscara de Fernando VII”, de tal modo que hicieron de cuenta que hacían una revolución contra el rey, pero en su nombre. Así engañaron a Fernando VII, a toda Europa y a su propio pueblo; engaño que duró hasta 1816 cuando, finalmente, se declaró la Independencia.
“Mitre historiador fabrica una historia que legitima al Mitre líder de la oligarquía porteña –dice Galasso en el libro–. Exalta el supuesto librecambio de Mayo para justificar la libertad de comercio que provoca déficit permanentes en la balanza comercial de su gobierno, entre 1863 y 1868. Relata un Mayo donde no existe protagonismo popular, porque así legitima su represión sobre aquellos que lideran a las masas en las provincias del Noroeste. Ofrece la visión de una Revolución de Mayo porteña y que mira hacia el Atlántico, porque ése es su proyecto antilatinoamericano.” El historiador cuenta que lo más importante de los recientes festejos del Bicentenario es que la gente tenía ganas de salir a la calle. “Fue un fenómeno muy extraño; nunca vi tanta gente junta y es bastante esperanzador que haya habido esta presencia popular sin incidentes y con alegría”, subraya Galasso a Página/12. “El Bicentenario era la oportunidad para dar un gran debate histórico, pero quizá sea muy exigente. Ya es bastante lo que se hizo, y que haya un interés popular”.
–Si como señala en el libro sobre los mitos del Bicentenario, la política de hoy es la historia que se está construyendo y se relatará años después, ¿qué historia estima que se está construyendo desde la política de este presente?
–Estamos en un momento muy interesante, un momento bisagra, si recordamos el deterioro catastrófico de 2001. En diez años ha cambiado bastante el panorama del país y de Latinoamérica. Más allá de las contradicciones que puedan tener estos procesos y que uno pueda apuntar disidencias o críticas a algunos aspectos –uno quisiera cambios más profundos–, estamos viviendo una época de excepción, donde se está consolidando una especie de revolución inconclusa, que fue la de Mayo y la de San Martín y Bolívar. Hablamos todos los días en los diarios del Unasur, del Banco del Sur, de la reivindicación de los derechos humanos, de las transformaciones económicas tendientes a una economía productiva, de algunos avances como Fútbol para Todos, que me parece muy importante, y la ley de medios. Estamos iniciando un camino que me parece muy auspicioso.
–¿Por qué cuesta desterrar el relato de la “máscara” de Fernando VII?
–La jura por Fernando VII se produjo en todos los movimientos revolucionarios. Ese relato bien interpretado indica, como sostenía Juan Bautista Alberdi, que la Revolución de Mayo integra un proceso revolucionario americano. Ahí está la raíz del Unasur. Por el contrario, al decir que la jura fue una “máscara” y que hubo una actitud independentista desde el principio se invita a pensar que todo lo español es reaccionario. Se fija la idea de que la cruz y la espada es España. Esa fijación lo llevó a Mitre a decir en sus libros que, por suerte, los Estados Unidos fueron conquistados y civilizados por anglosajones. Hay una actitud mental que es la de ser probritánico. Sarmiento decía que había ido a Europa y también a España, que representaba el atraso. Nosotros rompimos con el atraso, según el relato mitrista, para abrirnos al mercado mundial, que sería el antecedente de Menem, si queremos ser malos. El fenómeno de la ruptura con España es la ruptura con Hispanomérica; eso es lo que se quería lograr. Miremos al Atlántico, pero no a España, sino a Inglaterra.
–En el libro ubica como precursor de las posiciones latinoamericanistas a Juan Bautista Alberdi. Sin embargo, el relato imperante que se enseña en las escuelas gira en torno del lema “gobernar es poblar”, que colocaría a Alberdi bajo la égida mitrista, ¿no?
–Sí, es cierto, pero porque hay un Alberdi “joven” y un Alberdi “viejo”. El Alberdi joven que se exilió en Montevideo estuvo dispuesto a apoyar a los franceses para tratar de sacar a Rosas de la gobernación de la provincia de Buenos Aires, y tuvo una buena relación con Mitre y con Sarmiento. A partir de Caseros comenzaron a producirse las disidencias. Alberdi se definió a favor de Paraguay en la “Guerra de la Triple Infamia”. Ese Alberdi “viejo”, que pasó prácticamente los últimos treinta años de su vida en el exterior, fue el que dijo que la Revolución de Mayo forma parte de la revolución hispanoamericana. Pero ése es el Alberdi que ha quedado sepultado.
–La posición del Frente Obrero, ese grupo de la izquierda que reconoció el carácter progresista del peronismo que usted rescata en el libro, ¿quedó eclipsada por la corriente historiográfica llamada Historia Social?
–El Frente Obrero era un grupo muy reducido de marxistas lectores de Trotsky. Entendieron la importancia del peronismo porque uno de ellos tenía un hermano que era delegado metalúrgico, que es lo que le falta a la izquierda: tener un cable a tierra (risas). El tener ese cable a tierra les permitió darse cuenta de que estaban pasando cosas en la clase trabajadora y comenzaron a revisar la historia. Salvo Enrique Rivera, que publicó algunos libros, uno de los más importantes de este grupo, Aurelio Narvaja padre quedó sepultado. Gran parte de las ideas del frente las retomó Jorge Abelardo Ramos, las desarrolló y las difundió, pero ladeándolas por momentos hacia el nacionalismo. Para colmo de males, Ramos terminó adhiriendo al menemismo...
Galasso militó en el Partido Socialista de la Izquierda Nacional entre 1963 y 1971. “Cuando me fui, empecé a visitar a estos viejos del Frente Obrero. Me acuerdo que llamé por teléfono a Narvaja y me dijo: ‘Yo estoy en el estercolero de la historia, ¿para qué me quiere ver a mí?’”. La voz del historiador imita el tono cabrón de ese hombre herido de muerte por el olvido en vida. “Esta gente estuvo muy aislada; no habían transado con nada, pero la historia los había pasado por encima y no pudieron construir nada. Lo ideal hubiera sido que hubieran podido construir una izquierda al lado del peronismo; que es un poco lo que pasa ahora y por eso me enojo con Pino Solanas –compara–. Su función era construir una izquierda nacional, al lado del Gobierno, marcarle las limitaciones y las cosas que se hacen mal. Pero de este lado, sin pasarse a la oposición, porque entonces este Gobierno queda solo y tenemos que elegir siempre entre lo que ya sabemos que es malísimo y gobiernos nacionales que tienen contradicciones. Ese es un poco el drama de no tener una izquierda real. Lo que tenemos son posiciones de izquierda abstractas, que a veces juegan como derecha concreta, por ejemplo cuando algunas agrupaciones fueron a apoyar a la Mesa de Enlace. Y uno no puede más que lamentarlo porque no son el enemigo, por supuesto.”
–Usted recuerda un artículo de Luis Alberto Romero de 2002 en el que parece que se aparta del relato mitrista sobre la Revolución de Mayo y plantea que los historiadores están lejos de lo que se enseña en la escuela. ¿Cómo explica que Romero no haya dado un paso más allá y siga sosteniendo ese relato?
–La corriente de la Historia Social está en crisis. El historiador José Carlos Chiaramonte, que viene de ese grupo, dice que lo de la “máscara” es una estupidez porque tiene mayor independencia. Pero hay otros historiadores que son asesores en grandes editoriales, como fue Romero en Sudamericana, y quieren comentarios favorables en el diario La Nación. Estamos viviendo un momento muy complejo en la historia, que significa no sólo romper con el diario La Nación, sino que implicaría cambiar el nombre de muchas calles, las estatuas de muchas plazas, hacer una especie de revolución cultural de una Argentina que se inserta definitivamente en América latina, que deja de tener rencores con Bolívar, que reconoce que Dorrego estuvo en la revolución chilena y que San Martín era más latinoamericano que argentino; toda una serie de cuestiones para las que se requiere tener una audacia que los historiadores que están en puestos importantes no tienen. Romero ahora está jubilado, pero durante mucho tiempo ha sido el jefe del Departamento de Historia de la Universidad de Buenos Aires, el dispensador de becas, de adjuntos. Esto es una limitación. La misma limitación que tiene Tulio Halperin Donghi, que por primera vez en mucho tiempo reconoce que es tendencioso. Cuando Donghi cuenta que el 16 de junio de 1955 se “ametralló” el centro porteño, no dice que murieron casi 400 personas. A él le importan más las quemas de las iglesias que los bombardeos de la Plaza de Mayo. A un estudiante que estudia mal la historia le cuesta entender el presente. Si se hace a la imagen que le enseñaron de civilización o barbarie, la barbarie será (Hugo) Moyano y la civilización será (Héctor) Magnetto (CEO de Clarín), entonces se ubicará muy mal.
–¿Por qué la figura de Felipe Varela ingresó a la lista de los malditos argentinos?
–Varela tiene dos manifiestos que son bastante fuertes. En uno de ellos dice que la política de Mitre provocó 50 mil muertos en el Noroeste. En aquel tiempo, con una población de 2 millones, 50 mil muertos era una cifra tremenda. Nosotros hablamos de 30 mil desaparecidos en una población de 30 millones, en el momento de la dictadura. En ese manifiesto plantea que hubo un terror durante el mitrismo tan grande como el de la época de Rosas. Varela es parte de una expresión del interior devastado por la política de la oligarquía porteña. Varela hizo un elogio de Caseros, que más allá de que participaron los brasileños y de que Urquiza tuviera sus limitaciones, significaba una posibilidad. Porque significó la Constitución Federal. Tanto el Chacho Peñaloza como Felipe Varela, para la interpretación rosista, son dos elementos molestos. Para el liberalismo mitrista también, porque Varela plantea no sólo que han masacrado a todos los pueblos del noroeste, sino que son los usurpadores de las rentas, que son nacionales y se las queda la provincia de Buenos Aires. Además se declaró amigo del Paraguay. La imagen que quedó de Varela, por las oligarquías del Norte, está en la zamba que dice “matando viene y se va”, cuando Varela entró en Salta. Es la imagen de un caudillo sanguinario.
–¿Le gusta nadar contra la corriente al rescatar figuras olvidadas?
–Sí, pero nado contra la corriente políticamente. Llegué a la historia por una cuestión política; creo que América latina tiene que estar unida y tiene que ser libre. Y será el socialismo del siglo XXI, como ya lo apuntan (Hugo) Chávez, (Rafael) Correa y Evo. Esa unión hay que hacerla con el Plan de Operaciones de Moreno, con fuerte inversión estatal, con cooperativas, con mutuales, con organizaciones populares. La historia es un arma de combate contra la sacralización de las clases dominantes. También rescato la figura de Manuel Ugarte, un chico de la clase alta muy seductor y romántico que le dijo a una niña que él iba a luchar toda su vida por la unión latinoamericana, contra Estados Unidos y por el socialismo. Ella, que no entendía nada, le contestó: “Me parece demasiada carga para andar por la vida” (risas).

Conexiones

Por Eduardo Aliverti
En el exiguo espacio que deja la atención sobre el Mundial, por fuera de los horribles sucesos de Bariloche y hasta la renuncia de Taiana, hubo tres episodios políticos salientes. Como ya es costumbre, la repercusión inicial de cada uno de ellos fue anulando al anterior. ¿Tienen relación entre sí? No, en principio. ¿En qué podrían parecerse el desopilante cuestionamiento de De Narváez a Macri, el aval de los supremos a la ley de medios y el levantamiento del corte en Gualeguaychú? Se diría que en nada de nada, pero raspemos un poco, porque tal vez se encuentre que esa desconexión noticiosa tiene, por lo menos, un contexto que la articula.
La impactante foto de la semana anterior, que mostró unida a toda la derecha peronista, guarda vigencia en cuanto a la decisión de ir mostrándose juntos. Macri, quien viene a ser una especie de autopretendido satélite de ese sector porque sabe que sin él no puede aspirar a nada, se quedó afuera. A las horas, ya hablaba de lo positivo de que la gente se agrupe para trabajar en proyectos comunes. Sin embargo, De Narváez lo desayunó con un par de ganchos al hígado que no esperaba nadie. Dijo que el jefe de Gobierno porteño es un “bipolar” demasiado “derechoso” para lo apetecido por el espacio de Duhalde, Solá, Rodríguez Saá, Reutemann, Romero y otras preclaras figuras de la argentinidad. El colombiano terminó pidiendo disculpas que por supuesto no son creíbles: nadie lanza semejantes mandobles sin medir su efecto. Esa forma en que De Narváez le marcó la cancha tiene una lógica precisa: avisarle a Macri que no hay lugar para él en lo que el eufemismo denomina “peronismo disidente”; y que si lo hubiera, nunca será respecto de aspiraciones presidenciales. ¿Lo dijo con el respaldo del resto o se despachó solo? No se conoce, pero en cualquier caso confirma que las vanidades de ese palo no serán fáciles de resolver porque, además, por muy hermanados que se presenten, está claro que ninguno, salvo el santafesino, tiene porotos para contar hacia fuera. Problema: Reutemann insiste en que no será candidato de ninguna manera, De Narváez ya sabe que la Justicia no lo habilitará y los demás no cotizan en Bolsa más allá de sus territorios. ¿Quién, entonces, puede ser capaz de conducir el espacio de esa derecha? ¿Y cómo lograrlo cuando, encima, la popularidad del kirchnerismo está en ascenso gracias, en esencia, a una estabilidad económica que en el mediano plazo no se ve gravemente amenazada ni por factores locales ni por externos?
Mientras se andaba en esas elucubraciones, que son parte de lo “descubierto” por los festejos del Bicentenario debido a sus vientos propicios para el Gobierno, la Corte Suprema falló a favor de la ley de medios. Ya se explicó que el dictamen no es sobre el fondo de la cuestión, sino respecto de que los legisladores no pueden arrogarse el derecho de vetar en la Justicia lo que perdieron en el Congreso. Pero sería obvio que la Corte lanzó una señal de sentido inequívoco, benévola hacia la ley en su conjunto. No tan curiosamente como podría suponerse, la actitud de los figurones opositores frente al fallo, y hasta la de los propios multimedios que les sirven de coro, fue crítica pero cautelosa. ¿Qué expresa esa reacción moderada de quienes hicieron del escarnio a la ley un caballito de batalla, acusando que se trata de una avanzada totalitaria contra la libertad de prensa? Cabría arriesgar: el haber tomado nota de que se redujo, en forma muy considerable, el margen de aceptación de los señalamientos negativos feroces, permanentes, agotadores. Y un agregado nada desdeñable: ¿cómo hacen para estacionarse en contra de un tribunal cuyos prestigio e independencia son elogiados de manera unánime, incluyendo a la oposición misma?
Para finalizar, los ecos de la sentencia dejaron su lugar a la enredada votación que levantó, por ahora, el cierre de uno de los pasos fronterizos con Uruguay. También correspondería inferir que es sólo otro capítulo de un conflicto desgastante, para todos los protagonistas. Su historia es la de un cúmulo de desaciertos conjuntos, en el que casi absolutamente nada pareció zafar de la decisión de equivocarse. Un país incapaz de imaginar mucho más que plantar arbolitos, para que una empresa de allende los mares se haga la fiesta. Antes que eso, una región (su región, sus contiguos) que le dio la espalda por entenderlo como el hermano menor y medio bobo. Después de eso, unos vecinos de un pueblo de enfrente que se enardecen porque al otro lado del río, tomado por los otrora compadres, les zamparon una chimenea gigantesca que larga olor a huevo podrido junto a serias sospechas de contaminación. Pegado, la irresponsabilidad del gobierno argentino, que eleva el tema a nivel de “causa nacional” (Néstor Kirchner dixit); se pliega a ellos con toda la demagogia necesaria para arrimar beneficio electoral y, no sea cosa, se olvida de cómo andamos por acá en eso de la ecología de los ríos. El vecino, convertido en rival, retruca subiendo la apuesta con una diplomacia de compadrito. Ya no hay retorno, se empantanan y a los tumbos, asambleístas de Gualeguaychú incluidos, arreglan ir a La Haya. La Corte internacional le dice a Uruguay que se apropió del río violando acuerdos escritos, y a la Argentina, que no pudo probar que la planta contamine. La asamblea entrerriana desconoce el fallo de los jueces a los que se había remitido y vuelta a empezar. Los gobiernos de ambas márgenes retoman gestos de acercamiento, el núcleo duro de los vecinos entrerrianos comienza a corroborar que la causa nacional seguirá siendo lo primero pero ya no lo segundo y momentáneamente, sintiéndose aislados, votan y pierden ahí nomás luego de que el gobierno argentino recurriera a la intimación o intimidación judicial. Cuanto más larga es una lucha sin resultados, su deterioro es inevitable. Queda por ver cómo se las compone Mujica para que su frente interno acepte un monitoreo mixto y hasta con la intervención de Brasil; dato, este último, cuya filtración a la prensa parece haber obrado como uno de los detonantes en la dimisión de Taiana, al acusárselo de que el adelanto provino de cerca suyo. El final es abierto, aunque todos saben que Botnia jamás se irá de donde está si es que por “final” se entienden esos términos. Pero, en tanto coyuntura, la clave no consistía en ninguno de los avatares descriptos, sino en si habría una imagen de represión física sobre los manifestantes. Eso era lo que quería todo el arco opositor argentino, a caballo de que en el piquete de Gualeguaychú hay los espíritus nobles tanto como los cruzados del movimiento campestre que necesitaban una victimización. ¿Por qué? Porque se les agotan los cartuchos para oponerse de otra forma.
Resulta, en consecuencia, que los tres hechos que nada tenían que ver entre sí presentan un marco común: el desconcierto de la oposición y la duda de si ese registro llevará a que el kirchnerismo ya vea orégano el campo. Por mejores augurios que le brinde la economía, continúa necesitado de articular bien en política. Aunque no tenga que ver con la lucha electoral, la dimisión de Taiana es, en aquel aspecto, un ingrediente negativo. Más allá del cínico uso que le da la oposición, se fue, cansado de maltratos y de sentir que lo operaban recortándole atribuciones, un hombre muy valioso, auténticamente progresista, con gestión exitosa y de honestidad intachable. Eso nunca puede ser una buena noticia.

El nobel para las Abuelas

http://www.abuelasdelapaz.com.ar

miércoles, 9 de junio de 2010

Los culpables de la "gripe porcina"


 La gran amenaza A(H1N1)

No se trata de una maldición del cielo ni de un azaroso dictado del destino. La epidemia de gripe A(H1N1) surgida en México tiene responsables concretos: el primer nombre propio es el de la empresa estadounidense Smithfield Foods Inc., la productora de carne porcina más importante del mundo. Varias investigaciones apuntan a los gigantescos criaderos de cerdos que esta transnacional posee en el pueblito mexicano de La Gloria –cuyas condiciones higiénicas y de hacinamiento son espantosas– como el origen del flagelo.

Texto:

En la ribera texana del ancho Valle del Río Grande, a dos pasos de la frontera con México, se halla Harlingen. En esa pequeña y coqueta ciudad estadounidense, el pasado 5 de mayo falleció Judy Trunnell, una joven maestra de escuela de 33 años que acababa de dar a luz, por cesárea, a una niña radiante y saludable. “Era una persona maravillosa, cálida. Se consagraba a la educación de niños discapacitados”, declararon sus familiares y amigos, que acudieron a su vivienda, situada en una luminosa calle de esa localidad, para expresar su pésame en el funeral (1).
El destino quiso que Judy fuese la primera estadounidense fallecida a causa del virus de la nueva gripe que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama ahora A(H1N1). Un nombre aséptico para evitar el uso de “gripe mexicana”, que contraría a las autoridades aztecas, o de “gripe porcina”, que enfada a los grandes industriales de carne de cerdo.
Sin dejarse distraer por esa astucia terminológica, el marido de Judy, Steven Trunnell, presentó ante un juez, el pasado 11 de mayo, una demanda contra la empresa productora de carne porcina más importante del mundo: Smithfield Foods Inc. Esta multinacional detenta –vía su filial mexicana Granjas Carroll– unos gigantescos criaderos de cerdos cerca de un pueblito de tres mil habitantes, La Gloria, perteneciente al municipio Perote, en el Estado mexicano de Veracruz.
El abogado de Steven Trunnell, Marc Rosenthal, reveló que esa compañía posee más de un millón de cerdos hacinados en las 200 porquerizas situadas en los alrededores de La Gloria. Añadió que los habitantes locales se quejan de la hediondez y de las pésimas condiciones higiénicas de las cochiqueras. La demanda tratará de reclamar daños y perjuicios por “la muerte injusta de Judy, provocada por Smithfield Foods”, y reclamará “unos mil millones de dólares”. Marc Rosenthal (2) se propone denunciar el horror de los insalubres criaderos industriales de puercos y aportar pruebas de que la gripe A(H1N1) tuvo su origen en esas inmundas pocilgas de La Gloria, desde donde se está propagando a todo el planeta.
Paraísos para virus

Aunque la empresa Smithfield Foods niega cualquier relación entre sus instalaciones y la aparición de un foco de nueva gripe a las puertas de sus granjas (3), un informe reciente de GRAIN (4) parece confirmarlo. Los expertos de esta organización no gubernamental alertan que el aumento en gran escala de zahúrdas industriales ha creado las condiciones perfectas para el surgimiento y dispersión de nuevas formas de gripe altamente virulentas. Tales criaderos constituyen bombas de tiempo listas para desencadenar epidemias mundiales. Ya en 2006, unos investigadores del Instituto Nacional de Salud (NIH, por su sigla en inglés) de Estados Unidos habían declarado: “La alta concentración de enormes cantidades de animales apretujados en muy poco espacio facilita la rápida transmisión y mezcla de los virus” (5).
Tres años antes, en marzo de 2003, la revista Science (6) ya había advertido que la gripe porcina estaba evolucionando en fase rápida a causa del aumento del tamaño de los criaderos industriales y del uso generalizado de antibióticos y vacunas. Los virólogos alertaban precisamente a México y a Estados Unidos del peligroso cóctel vírico que estaba por venir (7). Afirmaban lo siguiente: “Parece que después de años de estabilidad, el virus de la gripe porcina de América del Norte se halla en una fase de rápida evolución y cada año produce nuevas variantes”.
Achacaban la fulgurante mutación de los virus a dos causas: el hacinamiento en criaderos insalubres de un número cada vez mayor de cerdos, y la práctica de vacunar a las hembras, ya que la vacuna actúa seleccionando nuevos virus mutantes. Esos dos factores, avisaban los expertos, “aumentan la probabilidad de que emerja un nuevo virus transmisible entre humanos”. Luego, ya sea por los excrementos, el alimento, el agua, o incluso las botas de los trabajadores, el virus se disemina de modo imparable.
En ese mismo artículo, el Dr. Christopher Olsen, virólogo molecular en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Wisconsin, en Madison, hasta se atrevió a profetizar: “Ahora debemos buscar en México la granja donde va a aparecer la próxima pandemia”. (8)
Aunque la OMS, en sus últimos comunicados, no haya confirmado que el brote tuvo ahí su origen, todo indica que esa granja se ha localizado. Y que el infierno de la actual epidemia empezó en La Gloria, a escasa distancia de los criaderos de cerdos de la empresa Smithfield.
Gigante productor de carne porcina, Smithfield Foods Inc. es una de las mayores empresas agroalimentarias del planeta y el número uno mundial de la carne de cerdo. Su sede se encuentra en la ciudad de Smithfield, Virginia, y posee filiales en nueve países a través del mundo. En España, Smithfield Foods controla el 24% del capital de Campofrío, líder español de la producción de carne de cerdo. Campofrío se fusionó, en junio de 2008, con la filial europea Smithfield Holdings (9) del gigante norteamericano para formar una nueva empresa: Group Campofrío (10).
Con una cifra de negocios de casi 12 mil millones de dólares, Smithfield Foods es la tercera compañía estadounidense más poderosa en la producción de alimentos, después de Archer Daniels Midland y de Tyson Foods. En 2008, ocupó el lugar número 222 entre las 500 firmas más importantes del mundo, según la revista Fortune (11). Pero esta compañía, que abastece a las cadenas de comida rápida McDonald’s y Subway, ha sido frecuentemente acusada de contaminar agua, suelo y aire, y de no respetar los derechos de sus trabajadores. En su informe de 2005, Sangre, sudor y miedo. Derechos de los trabajadores en las plantas cárnicas y avícolas de Estados Unidos, la organización no gubernamental Human Rights Watch denunció duramente sus abusos (12). También fue multada, en 1997, con 12.300.000 dólares por violar la Ley de Aguas Potables (13).
Contaminar el Tercer Mundo

Para evitar esas acusaciones, Smithfield Foods trasladó parte de sus criaderos a países como México, Rumania y Polonia, en los que las leyes en favor del medio ambiente son más relajadas o inexistentes, y donde algunos políticos están más dispuestos a dejarse corromper (14). Mediante su filial Granjas Carroll, Smithfield se instaló en la remota zona rural mexicana de La Gloria en 1994, aprovechando el Acuerdo de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Allí, gracias a la complicidad de políticos locales, no tiene que preocuparse de ser acusado de violar ley alguna sobre el medio ambiente.
En el interior de barracas con ventilación deficiente e iluminación constante para estimular su crecimiento, los cochinos viven encerrados en jaulas que impiden su movimiento. Son engordados hasta alcanzar unos 120 kilos. Los criaderos son verdaderas ciudades de cerdos, rodeadas de mares de heces y bazofias.
La contaminación provocada y su impacto en la salud de los habitantes vecinos, así como las lagunas en que depositan los desechos animales, propiciaron a partir de 2004 el surgimiento de un movimiento ecologista de protesta. Granjas Carroll respondió reprimiéndolo.
Muchos vecinos de La Gloria y de una decena de comunidades, que viven desde hace años con esa hediondez y respiran día y noche una peste infernal, se unieron para protestar en contra de la expansión de la trasnacional. Organizaron asambleas y marchas, y la empresa los demandó por difamación. Varios activistas fueron reprimidos y procesados, otros detenidos y obligados a pagar una fianza para salir de prisión.
Un corresponsal del diario La Jornada (15), Andrés Timoteo, se desplazó al poblado para describir el ambiente en el que viven los habitantes: “Nubes de moscas emanan de las lagunas de oxidación donde la empresa Granjas Carroll vierte los desechos fecales de sus granjas porcícolas; y la contaminación a cielo abierto ya generó una epidemia de infecciones respiratorias (…) El vector epidémico serían las nubes de moscas que despiden las granjas porcícolas y las lagunas de oxidación donde la empresa mexicana-estadounidense arroja toneladas de estiércol”.
Los habitantes atribuyen la aparición de infecciones a esa polución y al envenenamiento de las aguas y de la atmósfera.
Otro reportero, Jorge Morales Vázquez, contó en Milenio (16) cómo los pobladores llevan años protestando contra la expansión indiscriminada de la empresa porcícola y cómo han sufrido persecución policíaca, represión y amenazas. A su vez, durante su recorrido, el periodista constató “el fétido olor proveniente de las granjas de cerdos que se respira durante todo el día en la pequeña comunidad de apenas tres mil habitantes, así como la existencia de enjambres de moscas que infestan los domicilios de las familias”. Verificó asimismo la proximidad de las “lagunas de oxidación” en las que se someten a un proceso de descomposición aéreo los desechos fecales de los cerdos –que se convierten en gas metano–, responsables del nauseabundo hedor que inunda la zona. El reportero transmitió que se sospecha, además, que haya problemas de filtración a los mantos freáticos. Y pudo observar los llamados “biodigestores”, fosas cubiertas con una puerta de metal, en donde se arrojan los cadáveres de cerdos enfermos o muertos por peleas en las pocilgas.
“En esos agujeros cavados en el suelo –relató– los cadáveres se descomponen, lo que representa una fuente más de contaminación y proliferación de moscas del tamaño de abejas que llaman ‘muerteras’, las cuales, empujadas por el viento, viajan en enjambres hasta La Gloria e invaden los domicilios…” Muchas familias declaran haber sido afectadas por frecuentes dolores de cabeza, enfermedades gastrointestinales y de las vías respiratorias, y han desarrollado diarreas, tos, infecciones de garganta, vómitos y fiebre.

Ocultamiento diplomático

En este lugar, presumiblemente, el virus A(H1N1) saltó de los cerdos a los humanos en algún momento entre noviembre de 2008 y enero de 2009. Y pudo haber comenzado a infectar a grandes cantidades de personas a partir de principios de marzo (17).
Las autoridades federales mexicanas no difundieron públicamente la información. Pero, a fines del año pasado y principios de 2009, el número de enfermos fue tan insólito que varios organismos internacionales de salud empezaron a preocuparse por lo que estaba ocurriendo en La Gloria.
De tal modo que el pasado 6 de abril –o sea, 18 días antes de que el Gobierno mexicano alertara a la OMS de la aparición de un nuevo virus de gripe humana–, la web de Biosurveillance, que pertenece a Veratect (18), Centro del Gobierno estadounidense encargado de la información epidemiológica, reportó que en La Gloria se estaba produciendo una serie de extraños casos de “infecciones respiratorias parecidas a la bronquitis neumónica, con fiebre y fuerte tos” y que “el 60% de los habitantes” padecía de una nueva y atípica enfermedad.
Es probable que el Ejecutivo azteca supiera pronto que un foco infeccioso grave de una gripe desconocida se había producido en el valle de Perote y que, sin que los tratamientos habituales pudieran impedirlo, el mal se estaba difundiendo rápidamente a través del país. Pero no dio la alerta, ni movilizó seriamente a sus servicios de salud y a sus investigadores científicos. Tampoco informó, en ese momento, a la Organización Mundial de la Salud de la gravedad de una situación que se le estaba yendo de las manos.
¿Por qué actuó de ese modo el Gobierno mexicano? Según algunos analistas locales, esa “discreción” se puede explicar porque, cuando surgieron los primeros casos, se acercaban las vacaciones de Semana Santa. Período crucial, en tiempos de recesión, para la industria turística del país.
Pero todo indica que la causa principal de semejante silencio fue diplomática. Se trataba de evitar a toda costa que, por razones de seguridad sanitaria, se pospusiese la visita oficial de Barack Obama, prevista para los días 16 y 17 de abril, que representaba la segunda salida al extranjero del Presidente estadounidense tras su estancia en Canadá en febrero pasado. Para el presidente Felipe Calderón, cuya elección en julio de 2006 fue muy controvertida (19), la visita del mandatario estadounidense era una consagración definitiva. Nada –ni siquiera la amenaza de un nuevo virus devastador– debía retrasarla.
Prueba de lo avanzada que estaba ya por esas fechas la epidemia es que ya había llegado al propio entorno de Felipe Calderón. El arqueólogo Felipe Solís, quien recibió –con Felipe Calderón– en el Museo Nacional de Antropología de México al Presidente de Estados Unidos, estaba contaminado y murió seis días después de la visita del mandatario estadounidense. Un asesor del secretario estadounidense de Energía, Steven Chu, que había ido a México para preparar el viaje del presidente Obama, se contagió también con la nueva enfermedad. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, reconoció que la esposa, el hijo y hasta el sobrino del funcionario también presentaron síntomas de la nueva gripe (20).
Ante la amplitud que tomaba la pandemia, los servicios mexicanos de salud decidieron por fin actuar enviando muestras médicas tomadas de algunos enfermos de La Gloria a laboratorios de Estados Unidos y Canadá. Fue el Laboratorio Nacional de Microbiología de la Agencia de Salud Pública de Canadá, en Winnipeg, el que detectó el 24 de abril el nuevo virus que contiene elementos de la gripe aviar, de la porcina y de la humana juntos, al analizar una muestra tomada en un niño de cinco años que se había enfermado en marzo pasado.
Ese niño, hoy ya curado, identificado como el primer ser humano infectado por la virulenta cepa de la nueva gripe porcina –el “paciente cero”–, se llama Edgar Hernández y su historia, narrada por The New York Times (21), lo ha hecho famoso en el mundo entero. Edgar ha contado los severos síntomas que sufrió cuando todo empezó en La Gloria el 9 de marzo pasado: su cabeza le ardía, tosía, le dolía la barriga, la garganta y no tenía ganas de comer (22).
Según la revista Science (23), en su artículo difundido el pasado 11 de mayo, se estimaba que el 24 de abril, fecha en que México hizo pública la pandemia, ya presumiblemente había en ese país entre 6.000 y 32.000 casos de gripe porcina, o sea, muchos más que los confirmados por los laboratorios.
Hay poca evidencia de que este brote de gripe A(H1N1) sea, por el momento, más peligroso que las infecciones rutinarias de las cepas usuales de los virus estacionales, que cada año causan la muerte de entre 250.000 y 500.000 personas en el planeta. Sin embargo, según Science, el virus A(H1N1) parece mucho más contagioso que el de la gripe común. Otro elemento preocupante: ataca más a los jóvenes sanos. Por ejemplo, en La Gloria hubo el doble de niños de menos de 15 años contaminados, en comparación con los adultos. Según datos publicados en la web del New England Journal of Medicine (24), el 40% de los afectados tiene entre 10 y 18 años; y apenas el 5% tiene más de 50.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud ha advertido que el nuevo virus aún puede mutar, hacerse mucho más virulento y causar una pandemia que se podría propagar hasta tres veces. La OMS señala que “la gravedad de esta gripe está influida por la tendencia de las pandemias a dar la vuelta al mundo en al menos dos y quizás tres oleadas”.
Actualmente, en el hemisferio austral empieza el período habitual de la gripe, y el virus A(H1N1) podría allí foguearse con los antivirales (Tamiflu) y proceder a una nueva mutación para regresar al hemisferio boreal en octubre próximo en condiciones mucho más virulentas, como lo hizo la terrible “gripe española” en 1918. Todo indica sin embargo que la nueva epidemia será menos severa que la de 1918, aunque algunos expertos estiman que será tan letal como la de 1957 (la “gripe asiática”), que causó más de dos millones de muertos ... Otro riesgo es que el virus se combine con el de la gripe aviar, el temible H5N1 asentado en varios países, y produzca un letal mutante asesino de masas…
Para proteger a sus ciudadanos, los gobiernos del planeta están ahora adquiriendo cantidades importantes del medicamento antiviral Tamiflu (oseltamivir), uno de los pocos tratamientos eficaces (se toma en cápsulas por vía oral) para combatir el virus mutado H1N1, y recomendado incluso por la OMS.

Rumsfeld se enriquece

La historia del Tamiflu, en estas circunstancias, no deja de ser sugestiva. Fue descubierto por la firma biofarmacéutica Gilead Sciences Inc., cuya sede se encuentra en Foster City, California. Gilead cedió los derechos de fabricación y de comercialización a la empresa multinacional suiza Roche, la cual le revierte el 22% de los beneficios anuales por las ventas de Tamiflu.
Es interesante notar que Donald Rumsfeld, el ex-secretario de Defensa del presidente George W. Bush y uno de los principales instigadores de la invasión ilegal de Irak (25), fue presidente de Gilead Siences Inc. desde diciembre de 1997 hasta hacerse cargo del Pentágono en 2001, y conserva un importante paquete de acciones.
Una de las primeras medidas de Rumsfeld cuando asumió su cargo en el gobierno fue declarar el Tamiflu de uso obligado en el seno de las fuerzas armadas (26). Las ganancias de Roche y de Gilead –y por consiguiente el enriquecimiento personal de Donald Rumsfeld– se dispararon. Las acciones de la empresa se vieron también altamente beneficiadas en Bolsa a partir de 2003, cuando surgieron en Asia las amenazas de epidemias del Síntoma Respiratorio Agudo Severo (SRAS) y del virus H5N1 de la gripe aviar.
Fascinados por la teoría del complot, algunos han llegado a deducir que el detestado Rumsfeld debe estar implicado, de una manera u otra, en el surgimiento de estas epidemias y en particular en la aparición del nuevo virus mutante A(H1N1).
Es poco probable. La principal responsabilidad de esta grave amenaza sanitaria reside en la industrialización delirante de la producción pecuaria. El despiadado sistema de cría intensiva ha transformado radicalmente el sector. Hoy se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que aún describen los manuales en las escuelas (27). En 1965, por ejemplo, había en Estados Unidos 53 millones de cochinos repartidos entre más de un millón de granjas; ahora hay 65 millones de cerdos concentrados en sólo 65.000 explotaciones. En España hay actualmente 25 millones de cerdos (más de medio cerdo por habitante…), el 92% de ellos criados en explotaciones intensivas semejantes a las de las mexicanas Granjas Carroll de La Gloria. Se ha pasado en poco tiempo de las porquerizas caseras a infiernos concentracionarios en los que se hacinan, en medio de la hediondez y bajo calores asfixiantes, decenas de millares de animales que intercambian virus patógenos con gran intensidad.
Ese tipo de ganadería inhumana, intensiva y productivista, que desanimaliza al animal y lo considera como un mero “producto industrial”, un simple “material” que da carne y procura beneficios financieros, es el culpable de la pandemia en curso (28). Cuando, por los propios excesos de empresarios insensatos, ese depravado modelo revienta, el desastre sanitario amenaza con afectarnos a todos…

1      AP, 6-5-09.
2      Austin American-Statesman, 13-5-09.
3      “Smithfield Foods Reaffirms No Incidence of A(H1N1) In Any of Its Herds or Employees”, http://investors.smithfieldfoods.com/releasedetail.cfm?ReleaseID=381309
4      “Influenza porcina: un sistema alimentario que mata. La industria de la carne desata una nueva plaga”, www.grain.org/articles/?id=49
5      http://cruzrojoepidemiologia.wordpress.com/
6      Bernice Wuethrich, “Infectious Disease?: Chasing
     the Fickle Swine Flu”, Science, vol. 299, n° 5612,
     marzo de 2003.
7      La Organización Mundial de la Salud también alertó, en 1999, de un posible brote de gripe porcina en México y recomendó crear laboratorios para desarrollar tratamientos de inmunización, con el objetivo de garantizar la disponibilidad de vacunas. A pesar de esas advertencias, México sigue sin poseer la infraestructura para desarrollar y producir vacunas contra el virus de gripe porcina. Peor aun, el Gobierno federal desmanteló dos institutos especializados y dejó de invertir en la creación de productos biológicos.
8      www.agenciamn.com/index.php/De-Pe-a-Pa/
     Mexico-sabia-de-la-amenaza.html
9      Esta firma opera en Francia, Portugal, Bélgica, Holanda y Alemania. En Francia controla los grupos Aoste (marcas Calixte, Cochonou, Justin Bridou) y Jean Caby.
10      Sus principales accionistas son: Smithfield Foods (37%), Oaktree Capital (24%), Pedro y Fernando Ballvé (12%), la familia Díaz (5%), Caja Burgos (4%), QMC (2%) y el grupo Fuertes (2%).
11      Fortune, 28-5-08, http://money.cnn.com/magazines/
     fortune/fortune500/2008/snapshots/728.html
12     www.hrw.org/reports/2005/usa0105/resumen_sp.pdf
13      F. William Engdahl, “Cerdos voladores, Tamiflu y granjas industriales”, 3-5-09. (Traducido del inglés por Felisa Sastre, www.lahaine.org/index.php?p=37648)
14      Luis Hernández Navarro, “Las ciudades de cerdos de Smithfield”, La Jornada, México, 12-5-09.
15      La Jornada, México, 5-4-09.
16     http://impreso.milenio.com/node/8559659
17      “Pandemic Potential of a Strain of Influenza A (H1N1): Early Findings”, Science, 11-5-09.
18      www.veratect.com/media.html
19      Ignacio Ramonet, “México fracturado”, Le Monde
     diplomatique, ed. Cono Sur, Buenos Aires,
     agosto de 2006.
20     www.rtve.es/noticias/20090430/miembro-del-sequito-obama-muestra-sintomas-gripe/273070.shtml
21     The New York Times, 29-4-09.
22      www.abc.es/20090430/nacional-sociedad/todo-
     empezo-edgar-20090430.html
23      Véase nota 17.
24     http://healthmap.org/nejm/
25      Véase Ignacio Ramonet, Irak, Historia de un desastre, Debate, Madrid, 2005.
26      Ernesto Carmona, “La influenza porcina ¿beneficia al Tamiflu de Donald Rumsfeld?”, www.rebelion.org
27     Mike Davis, “La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria”, www.sinpermiso.info/textos/index.php.?id=25258
28     Carlos Martínez, “Una multinacional americana es denunciada como culpable del brote de la gripe porcina”, www.rebelion.org

por Ignacio Ramonet

FUENTE
http://www.eldiplo.org/especiales.php3?numero=132